lunes, 8 de febrero de 2010

Un mes en un post

Llegué con un taxista que casi me echa a patadas del coche, dos maletas gigantes y horas infinitas de esperas, cacheos indecentes y aeropuertos solitarios.

Un mes después, descanso plácidamente en mi calentita y acogedora casa después de comer un par de "cookies" de chocolate recién salidas del horno.

Entretanto, he vivido unas cuantas aventurillas que voy a resumir en este post, para que quede constancia.

La primera de ellas es un tiroteo en la puerta de la residencia donde he pasado mi primer mes. Exactamente, fueron cinco tiros y sonaron como una traca de boda. No hubo daños personales, pero la noche sirvió para que unos amigos me contaran historias insólitas sobre Anacostia, un barrio marginal del sureste de esta ciudad y una olla a presión de drogas, violencia y segregación urbana.

Aprendí palabras como "gentrification", traducida al español como "aburguesamiento". Su significado resume la transformación de esta ciudad en los últimos diez años y también el de la mentalidad de este país en algunos aspectos, como uno que me llama mucho la atención y en el que indagaré más adelante: la vuelta a la ciudad de los estadounidenses.

En pocas palabras, "gentrification" es hacer más bonitos y atractivos distritos maldecidos por la pobreza racial para que los blancos compren casas, vayan al supermercado y vuelvan a la ciudad. Ese proceso se escenifica por fases y en consonancia con planes urbanísticos. El barrio de mi residencia (Columbia Heights) fue uno de ellos, pero aún no está completamente "acicalado".

Ese mundo oscuro fue también el protagonista de la siguiente aventura que ocurrió la misma semana y en un lugar aún más cercano: dentro de la residencia. El FBI asaltó el hostal con un comando armado con escopetas y rodeando la casa después de haberse pasado la semana vigilándonos. El objetivo: el jefe de la residencia, quien se escapó por la ventana del tercer piso. Sí, como en las películas.

Y si estas historias ya me parecían insuperables, llego un lunes medio aburrida al trabajo y mi jefa me pregunta: ¿tienes el pasaporte contigo? Te vas a la Casa Blanca a cubrir la recepción de Obama a los Lakers. Corro con mi camarita hacia allá y en la puerta me encuentro a Lorenzo Milá.

¿Qué más puedo pedir?

Lo demás es todo nieve.

3 comentarios:

  1. ¡Vaya con Washington! Me he quedado con las ganas de saber más de la operación del FBI. ¿Por qué le buscaban?, ¿le cazaron?, ¿estabas dentro cuando ocurrió?
    Si todo esto te pasa sólo en el primer mes, ¡que lleguen más entradas! Menudas batallitas -nunca mejor dicho- les podrás contar a tus nietos.
    Espero que haya más y que todas acaben bien.
    Saludos.

    PD. No siempre los aeropuertos son solitarios, a veces las casualidades ayudan y se hacen mas amenos.

    ResponderEliminar
  2. No son pocas aventuras para un primer mes, no! Lo del famoso gentrification que tan glamouroso suena es prácticamente la esencia del Washington actual, aunque los parches no siempre se agarren del todo y la voluntad de reducir disparidades se queda muchas veces en eso, en voluntad... El este de la ciudad pretende ser el nuevo protagonista de todo eso, si puedes fíjate en todo lo que están tirando y construyendo alrededor del estadio Armory.
    Es buena señal que hayas visto todo eso tan pronto! ¿Tu casita blanca está también en Columbia Heights? Es muy mona...

    Me alegra mucho que hayas abierto un blog, aquí tienes una lectora fiel!

    Un besazo y saluda a Lorenzo de mi parte :P

    ResponderEliminar
  3. Gran descubrimiento tu blog! Ahora que ya tienes tu sitio allí, sigue escribiendo!

    ResponderEliminar