domingo, 25 de abril de 2010

The greatest city in America

"You'll never discover a stranger city with such extreme style. It's as if every eccentric in the south decided to move north, ran out of gas in Baltimore, and decided to stay." John Waters



Fue imposible no sentir compasión al leer el presuntuoso eslogan escrito en un banco rallado y grafiteado de una ciudad conocida por sus altos índices de criminalidad, una pequeña bahía de agua contaminada y la tumba de Edgar Allan Poe que mantiene abierta una disputa secular con los vecinos de Richmond, quienes aseguran que el escritor también odiaba Baltimore.

Pero así me lo topé nada más llegar: "The greatest city in America".

Y después de leer el un tanto despiadado post de mi compañera de viaje, aún siento más esa compasión, aunque tengo que confesar que me reí tanto como ella de sus fabulosas cutreces, y que cuando volví a la estación y me enteré de que mi tren no operaba los fines de semana, me entró el pánico. Otro día más allí, no, por favor.

Pero digamos que Baltimore tiene algo que todas las ciudades estadounidenses tienen o han tenido, y que merece una reflexión como parte de mi inmersión en la historia y sociedad de este país.

Ese "algo" puede llamarse una vida urbana descompuesta, desordenada, con una identidad disuelta que intenta acogerse a un pasado corto, fugaz y sin grandes éxitos, y que lo único que a veces le une es un equipo de fútbol americano que una vez ganó la Superbowl.

La explicación de esa decadencia, de esos barrios que de una calle a otra se sumergen en basura, con calzadas rotas, vagabundos al lado de niños que juegan en un parque de dos metros cuadrados, suele ser tan sencilla como compleja. Son los dos pecados originales que recorren este país: la pobreza y la segregación racial. Como ya me ocurrió en mi primera aventura estadounidense, ambos me siguen impresionando, pero no volvamos sobre ellos y pintemos una nota más colorida.

Porque en todos los lugares y también en Baltimore, quedan esos rincones que se esconden tras una puerta que dice "coffee" y que te ofrecen un buen "bagel" con una sonrisa, música clásica y una biblioteca de libros gastados. O un buen anfitrión solidario que te acoge en su casa, te enseña la ciudad por la noche y el bar más de moda, y te explica cómo bailar "swing".

O una tienda de vinilos escondida a la que entras casi por casualidad porque un tipo moderno llama al mismo tiempo que tú pasas por delante. Te cuelas con él por un pasillo estrecho, atraviesas un patio con una barbacoa y discos de Aretha Franklin, y acabas conversando con un marinero melómano que te pone jazz brasileño con sonidos de la jungla. Entre discos llenos de polvo, encuentras el tuyo, lo pagas, te lo llevas y esperas que, cuando los años pasen y lo vuelvas a escuchar con tus nietos por ahí jugando, tu memoria recuerde esos lugares que sabes que no volverás a pisar jamás.




On a marble stair
Tryin' to find the ocean
Lookin' everywhere

Hard times in the city
In a hard town by the sea
Ain't nowhere to run to
There ain't nothin' here for free

Hooker on the corner
Waitin' for a train
Drunk lyin' on the sidewalk
Sleepin' in the rain

And they hide their faces
And they hide their eyes
'Cause the city's dyin'
And they don't know why

Oh Baltimore
Man it's hard just to live
Oh, Baltimore
Man, it's hard just to life, just to live

Get my sister Sandy
And my little brother Ray
Buy a big old wagon
To haul us all away

Live out in the country
Where the mountain's high
Never comin' back here
'Til the day I die

Oh, Baltimore
Man, it's hard just to live
Oh, Baltimore
Man, it's hard just to live, just to live



Lo que hace única a Baltimore:

- Frank Zappa nació allí.
- Edgar Allan Poe murió allí.
- Museos únicos: el de "Incadescent Lighting" y el de Tatuajes.
- Francis Scott Key escribió el himno nacional de Estados Unidos inspirándose en la bandera que permanecía ondeando después de una batalla contra las tropas británicas en el puerto de Baltimore.

-Tenéis que ver The Wire, serie rodada en Baltimore y creada por el periodista David Simon.

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