lunes, 26 de abril de 2010

La otredad de la vida cotidiana


Es difícil dejar de ser extranjero. Al principio, te atormentas con el idioma. Water, water, water, ¡water!. Nunca olvidaré cuántas veces aquel cajero me lo hizo repetir. Después, exageras todo: están locos, míralos, con armas, ¡pegando tiros! Y por último te crees que eres como de aquí, te sorprende qué fácil es hacerse con el país, la gente, la cultura... Pero lo cierto es que inconscientemente sigues juzgando al otro en la vida cotidiana, sin parar y sin remedio.

Por ejemplo, entra la luz y te despiertas. Aquí no hay persianas como las de España.

Bajas al metro y el único sonido que se escucha en una parada con decenas de personas es la escalera mecánica. Piensas: en Valencia, los niños no se callan.

Por las calles, todos andan con sus termos de café. ¿Me debería comprar uno? Y el muñequito del semáforo no es verde, sino blanco. Qué cosas.

Vas a desayunar y las cafeterías llenas de gente no son para cotillear y charlar entre el humo del tabaco, las risas y los gritos de tu amiga loca, sino para despejarse solos, cada uno en una mesita, con un libro, el portátil y el Ipod.

Estás intentando escribir y las sirenas de los policías y ambulancias suenan más fuerte que en ningún otro lugar. ¡Por qué!

Sales del trabajo hacia al supermercado y llega el momento de mayores indecisiones del día porque los productos se multiplican en tipologías que no entiendes y tamaños siempre demasiado grandes. ¿Té lipton de 11 ounzes con menta? ¿Light? ¿Orgánico? ¿Con o sin cafeína? ¿O prefieres un 10 por ciento menos? ¿Este es dos por uno? ¿Aquél dos por tres? Y luego llegas a casa y no es té.

Quedas con un amigo para cenar y los camareros siempre te sonríen como nadie te ha sonreído en la vida, nunca te preguntan si quieres café y corren a traerte la cuenta en el último bocado.

Y de vuelta a casa, los vecinos a los que nunca hablas siempre te saludan con la cabeza y te dicen "how are you doing" y nunca sabes qué contestar porque sabes que en verdad no quieren saberlo y que "how are you doing" es un hola raro al que día a día contestas con un gesto incómodo y a veces un hey, pero siempre sin sentirte completamente natural.
Como si fueras otro.

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