lunes, 8 de marzo de 2010

La belleza de Nueva York

A todos se nos ha perdido algo en esta ciudad y queremos encontrarlo. Lo pensaba de vuelta a Washington, leyendo con la luz del autobús y al lado de un terrorista en potencia que buscaba walkie talkies y armas de fuego en su Mac. De repente, mirándole de reojo por si acaso tenía que llamar al 911 y entregándome a mi lectura, me tropecé con esta definición de "La belleza de Nueva York", según el "Pequeño diccionario de palabras incomprendidas" del libro La insoportable levedad del ser, de Milan Kundera.



- La belleza europea ha tenido siempre un cariz intencional. Había un propósito estético y un plan a largo plazo según el cual la gente edificaba durante decenios una catedral gótica o una ciudad renacentista. La belleza de Nueva York tiene una base completamente distinta. Es una belleza no intencional. Surgió sin una intención humana, algo así como una gruta con estalactitas. Formas, que en sí mismas son feas, se encuentran casualmente, sin planificación, en unas combinaciones tan increíbles que relucen con milagrosa poesía.

Sabina dijo:

- Una belleza no intencional. Sí. También podría decirse: la belleza como error. Antes de que la belleza desaparezca por completo del mundo, existirá aún durante un tiempo como error. La belleza como error es la última fase de la historia de la belleza.

(...)

¿Resultará que hay al menos algo acerca de lo cual los dos piensen lo mismo?

No. Hay una diferencia. Lo ajeno de la belleza neoyorquina atrae tremendamente a Sabina. A Franz le fascina, pero también le horroriza; despierta en él la añoranza de Europa.

Creo que es la más acertada descripción de los sentimientos encontrados que despiertan en un europeo este archipiélago de colores, vida y casualidad que es Nueva York.

Un universo propio que es aún más increíble cuando cuentas con la hospitalidad becaril de una neoyorquina romanticona que se lo patea y descubre todos los días entre orquídeas cubanas, hamburguesas servidas por cantantes que sueñan con Broadway y parques que suben y bajan entre las vías abandonadas de un tren.




P.D. Me he encontrado con mis impresiones de Nueva York hace dos años...

4 comentarios:

  1. Lindas reflexiones entrelazadas... :) Ese libro de Kundera es maravilloso.

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  2. Romanticona yo??? De dónde has sacado tu eso??? Ha sido un placer disfrutar de la belleza neoyorquina y los brunchs con New York Times con vosotras!

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  3. Perfectas las definiciones, perfectas para explicar lo que los europeos sentimos ante este continente, que, siglos después de conquistas y colonizaciones, se nos sigue quedando deliciosamente grande.
    Un beso desde tu sur

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  4. Estupendo post, no lo había leído hasta hoy, Susana, y me ha dejado en pausa durante un buen rato. Espero que te esté yendo todo bien :) un abrazo!

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