martes, 15 de junio de 2010

Un pelícano en CNN

Me pregunté quién tuvo la genial idea y pronunció las palabras mágicas en una reunión de jefes: ¿Por qué no traemos un pelícano al plató? Sí, es el símbolo de Luisiana y una de las víctimas del petróleo, pero... ¡es un pelícano en la redacción! ¿Qué aporta informativamente?¿Qué preguntas va a contestar? Si es la única forma de transmitir el valor de la fauna del Golfo al espectador, algo falla en la sensibilidad ecológista de los periodistas.

Todas las catástrofes naturales, escándalos políticos y crisis habidas y por haber consiguen sacar de los medios de comunicación -y especialmente de los telenoticias 24 horas- exageraciones, excentricidades y lo más extremo hasta llegar al ridículo y a la parodia automática e inconsciente de uno mismo.

Durante el terremoto de Haití, los periodistas eras "corresponsales médicos especiales para CNN" que atendían a las víctimas paso a paso con la cámara al lado y explicando -mientras el bebé lloraba y la madre miraba- cómo rescatar entre los escombras a los supervivientes.

Ahora, nos encontramos pelícanos porque da igual de qué informar pero hay que hablar del Golfo para que la tensión informativa no cese en esa espiral imparable que ha colocado al presidente esta noche frente a las cámaras en el Despacho Oval para dirigirse a la nación y tranquilizarla con sus dosis de discurso equilibrado y esperanzador que le han servido más o menos, pero que ya contentan a pocos.

Y es que la pregunta explícita a veces y otras implícita que se repite tras el pelícano y la rueda imparable del "breaking news" es algo más que un pelícano, obvio.

¿La crisis del Golfo de México acabará con la presidencia de Barack Obama?

Legítima, por supuesto, pero ¿no será que de tanto preguntarla estás afirmándola y provocándola?

Nos encantan las metáforas. Vivimos de ellas los periodistas. Somos al final y al cabo literatos muchas veces de pacotilla de la carne fresca de la realidad que nos rodea.

¿Y qué mejor y romántico y conmovedor relato el de ese hombre procedente de la raza estigmatizada que marcó la historia de Estados Unidos, pero que consiguió por su propio pie, como el sueño americano dicta, llegar al puesto más poderoso del mundo?

Y luchó con fe y abnegación, pero tal vez con demasiado idealismo, contra los males del planeta que acechaban a los estadounidenses, como la mayor crisis económica de la historia desde 1929, la guerra más interminable desde Vietnam, la otra guerra de Irak a la que siempre se negó, la amenaza nuclear siempre a punto de estallar mientras dos vecinas Coreas pelean e Irán enseña los dientes...

Y ahora la catástrofe ecológica de mayores dimensiones de la historia del país.

Sólo hay opción para dos finales de la película.

Murió -electoralmente- en el intento.

O el otro mejor final, una posibilidad gloriosa un tanto fuera del alcance del ser humano y más de ciencia-ficción.

Que lo solucione todo.

Pero a pesar de pelícanos y todo lo dicho, no creo en la teoría de la aguja hipodérmica de los medios de comunicación. No está todo en nuestras manos. Gracias a Dios.

Y gracias al pelícano, un periodista se llevó un pellizco en sus partes.



1 comentario:

  1. El lunes, cuando aún duraba la resaca de la cantada del portero de Inglaterra en el Mundial, los de la BBC se pasaron toda la mañana conectando con un reportero que había encontrado un perro brasileño que paraba goles. El reportero tiraba a portería, el perro paraba la pelota y la conexión volvía al estudio entre risas.

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